sábado, 31 de diciembre de 2011

LA CRISIS DE LOS CÍNICOS Y LA AGRICULTURA



“Otros se fatigaron, y vosotros os aprovecháis de sus fatigas”
(San Juan, 4,39)



No cabe duda, estamos en una de las peores épocas de la historia económica de la humanidad. El planeta se lo han repartido los cínicos, igual que los niños se reparten cromos de equipos de fútbol.
Decía Oscar Wilde, que el cínico es aquel que conoce el precio de todo y el valor de nada, y eso mismo es lo que está imperando en los últimos años en nuestro mundo, y muy en particular en el sector agrícola.
El agrícola, por ser el sector primario, viene recibiendo un tremendo varapalo para los trabajadores y pequeños propietarios que de el viven.
Algunos observadores de la economía dicen que son los mercados, (a los que nos hemos abandonado sin quererlo ni poder hacer nada), los que dominan, y que nos dictan las normas por donde seguir en pos de unos beneficios de muchos para pocos. De esta manera, el agrícola es el sector mas acostumbrado a esta barbarie.
Si hiciéramos una reflexión, concluiríamos que no son los mercados los que dominan este cotarro, mas bien son los “mercaderes” los que están matando el planeta, y son los propios “mercaderes” los que desde sus lujosos aposentos, hunden países, rescatan otros, negocian guerras, invasiones, y torturan un planeta ya cansado y exprimido por estos delincuentes.
Los mercados no funcionan sin “mercaderes”, pues éstos son los que mueven los hilos, y nos hacen pensar que son los mercados, entes sin nombre y desconocidos, que no les interesa que les conozcamos.
La vida campesina es una vida dedicada por entero a la supervivencia, y esto lo comparten todos los campesinos del mundo.Pueden utilizar diferentes aperos, cosechar arroz, trigo, o maíz, pero todos se definen como una clase de supervivientes.
Hoy, aún podemos decir que los agricultores son la mayor parte de habitantes del planeta.
Quizás dentro de un siglo, no quede ningún pequeño agricultor.En Europa occidental, si los planes previstos por los economistas cuadran, en 25 años no quedaran pequeños agricultores.
Los cambios en la reciente agricultura se han forjado con el fin de extraerle una plusvalía, o sea, trabajos obligatorios, diezmos, arriendos, impuestos, aparcerías, intereses sobre préstamos, normas de producción, etcc..
A diferencia de otra clase trabajadora, el campesinado siempre se ha sustentado a sí mismo, y esto lo convirtió en una clase aparte.
En un sistema económico piramidal, la pequeña agricultura ocupa la base del triángulo, lo que supone que el sistema político le ofrecía la minima protección. Por eso han tenido que valerse por sí mismos.
Ninguna clase ha sido mas consciente que el campesinado en lo que respecta a su economía, y por eso se ve obligado a tomar decisiones a diario.La suya no es la economía del comerciante, ni la economía política burguesa, o marxista.
Al obrero sin consciencia política se le engaña fácilmente respecto al valor de lo que produce, mientras que la relación económica del campesino con la sociedad es transparente.
El campesino podía pensar que las obligaciones impuestas eran una injusticia inevitable, pero era algo por lo que tenían que pasar para iniciar la lucha por la supervivencia.
Incluso siendo aparcero, la porción de la cosecha del amo se anteponía a las necesidades básicas de su familia.
El pequeño agricultor ha de superar todos los riesgos del campo, como malas cosechas, tormentas, sequías, inundaciones, plagas empobrecimiento del suelo, y todo con una protección mínima, y sobrevivir a catástrofes sociales, políticas y naturales, guerras y pillajes.
El Superviviente es el que ha vivido superando trances muy duros, pero también es aquel que ha seguido viviendo cuando otras personas han desaparecido.
Francia en 1.789 tenía 27 millones de habitantes de los que 22 eran de población rural. En 1.848 se inicia el éxodo hacia las ciudades, y en 1.900 Francia sólo tenía 8 millones de campesinos.
Los hijos de los campesinos iban siendo asimilados a otras clase, y esto se convierte en una nueva amenaza mas para la agricultura.
En mejores condiciones podían haberse enriquecido, pero cuando lo hacían dejaban la agricultura.
El hecho de ser supervivientes hace que en las ciudades, con su arrogancia, se diga de ellos que están atrasados, y que son una reliquia del pasado.
Consagrados a arrebatar la vida a la tierra, los agricultores respetan mas que nadie el ciclo del nacimiento, vida y muerte. Sueñan con volver a una vida sin tropiezos, y trasmiten a sus hijos los medios para sobrevivir.
Sus ideales se sitúan en el pasado, pero sus obligaciones son para el futuro. Tras su muerte no se transportará hacia el futuro, su noción de inmortalidad es diferente, volverá al pasado.
El campesino, tiene una visión cíclica del tiempo. Trabajar la tierra, sembrarla, cuidarla y recoger el fruto, y vuelta a empezar. El alimento es la primera necesidad del hombre, y el campesino trabaja para producir alimento necesario para su sustento, pero se ve obligado a alimentar a otros antes, a veces pasando hambre el mismo.
Ve como el grano de los campos que ha labrado y cosechado en su propia tierra o en la del amo, se les quita para alimentar a otros, o es vendido para beneficio de otros.
Cuando ha protestado siempre ha sido como objetivo de la restauración de una sociedad campesina justa e igualitaria.
Cuando los campesinos se unen para luchar contra una fuerza externa, y el impulso es defensivo, adoptan estrategias de guerrilla. Esto me hace recordar, en mi tierra, en las subidas del río, se unen como una piña para luchar contra el desastre.
Siempre observador, no cesa nunca, y siempre está registrando cambios y reflexionando sobre ellos.
Su situación económica hace que el menor de los cambios para peor, como una cosecha mermada en un 25% que el anterior año, o una caída del precio del mercado del producto cosechado, puede tener consecuencias desastrosas.
Se dice que el campesino no perdona nada, y siendo cierto, es el resultado de la creencia en que una vida sin justicia carece de sentido. Es raro que un campesino muera sin ser perdonado.
La agricultura ya prescinde de campesinos. El campesino británico fue aniquilado hace mas de un siglo menos en Escocia e Irlanda.
Los políticos no usan la palabra eliminación, sino el término modernización. El pequeño agricultor se siente desprotegido, pasando a depender de los intereses que le financian y de los que le compran la producción.
Para acabar con el pequeño agricultor se utiliza una presión económica, que lo proporciona sólo con la caída del valor de los productos agrícolas.
En Francia hoy, el precio de un saco de trigo es tres veces inferior que hace cincuenta años.
Desintegrando las sociedades campesinas se amplia en mercado.
En el tercer mundo, el 1% de los propietarios posee el 60% de la tierra cultivable, y el 100% de la mas productiva.
La imposición de monocultivos para beneficio de multinacionales, y el ascenso de la población hace que empobrezca aún mas al campesino, ya que sin tierra, sin semillas, sin esperanzas, se pierde toda su identidad social, excluidos de los beneficios del progreso, y abandonados por la tradición sin nadie a quien servir.
El pequeño agricultor ha sobrevivido mas tiempo del que le habían pronosticado.
La función histórica del capitalismo agresivo y ya único es la del papel de destruir la historia, cortar todo vínculo con el pasado, y orientar esfuerzos e imaginación hacia lo que ha de ocurrir.
Según el capital, la palabra crédito en lugar de referirse a un logro pasado, se refiere a una expectativa de futuro.
Nadie ha valorado aquella observación de Henry Ford: “La historia es una patraña”.
El sabía exactamente lo que quería decir.

Como es costumbre, en el último día del año, en el que mi padre hubiera cumplido 100.
Suerte a todos.