martes, 12 de junio de 2012

¿ Quien eres ?

                                            






Es una voz suave, aterciopelada, sencilla y frágil, y tampoco sabría distinguir de quien,  ni de donde procede. 

Me encuentro en un momento de la noche de un viernes cualquiera en que realmente nunca he sabido si ya es de día o aún es de noche. 

Es el momento en que los relojes se paran indefinidamente, y me dan una tregua, pero el tiempo sigue, él no cesa.

El viento, que gritaba hasta hace unas horas por el barranco hondo, ha cerrado sus ojos, y cansado de romper los silencios de la noche y de molestarme, reposa ya no tan bravo sobre una almohada de tabaibas y bejeques casi en flor. 

Andreu !!, 

pronuncia la voz, sin ningún tipo de acento ni parecido con nadie. Nunca nadie había pronunciado ese nombre, mi nombre, tan claro y perfecto, si es que hay perfección a la hora de pronunciar algo.

Ni mi madre, que tampoco era perfecta, pronunció jamás así ese  nombre propio.

Suena una segunda vez, ni más alto, ni mas claro,

Andreu !!, 

esta segunda vez la llamada hizo que hasta se parara de mover la bola de veneno que suele lametear el ratón que me visita a diario sobre el techo de madera de la Taverna, y que viene, juega y mas tarde se vá.

El viejo gato, King, a mis pies y con la cabeza entre las patas, duerme con los ojos de color ámbar abiertos, y al momento el libro que estaba leyendo casi a regañadientes de Jonas Jonnason, se me resbala de entre las manos y cae sobre los "Escritos especiales" de Simone Weil.

Mis oídos tratan de afinarse casi sin hacer ningún esfuerzo, y mis pequeñas orejas se plantan como si de un felino mas se trataran.

¿Quien me llama?

pienso en voz alta, pero sin contestarme nadie.

Sólo tres luces alumbran la Taverna, como siempre. Dos de ellas situadas a la izquierda y a la derecha de mi sillón, para leer con la mejor luz posible. La otra más allá, alumbra un rincón del salón que de momento no sirve a nadie, pero lo suficiente para deslumbrar a las personas y personajes que me acompañan en la soledad y en mi silencio que necesito para mí.

Obama, G. Washington, y Jimy Hendrix, se miran los tres y también se les nota perplejos. 

El estruendo que ocasiona el terremoto al levantarme del viejo sillón de piel de ternera, el cual se encuentra tatuado por la hendidura de todo mi cuerpo, ayuda a caerse sobre la alfombra unos papeles dedicados a la "Ilustración y masonería en el clero liberal canario del Siglo XIX", y que a modo de apuntes tenía sobre mis piernas casi a ellas pegados.

Hacía ya como una hora que el Boss Springsteen acababa de cantar "Racing in the Street", y de los altavoces de mi nuevo tocadiscos, solamente llegaba a mi sistema auditivo esa especie de seseo que sirve para que vayas y cambies de disco, y agregues otro de los cinco o seis que tenía previstos escuchar.

Ya tocaba el momento jazz, y los discos de B.B. King, Ella, y Charlie Parker, aguardaban en la pista de despegue musical. Esta noche había dejado de lado a la desafortunada Billie Holiday, raro en mí.

De pié, en el centro geométrico de la Taverna, un estruendoso chasquido proveniente de mis dedos al roce feroz de la piedra contra la rueda de encendido del Bic, una llamarada se acerca sobre la cazuela de mi pipa, y al sorber en varias ocasiones seguidas, hace que a traves de mis labios salga una bocanada de humo con sabor a vainilla.

Entre un silencio pastoso, mi mirada gira los trescientos sesenta grados del círculo siguiendo la dirrección de las agujas del reloj, a modo de búsqueda, aunque sin saber lo que busco, ni lo que voy a encontrar. Algo igual a todas las busquedas del resto de los mortales.

Andreu !  Andreu !

Dos veces seguidas, empieza a hacerme pensar que se trata de algo serio.

¿Quien eres? 

contesto casi tartamudeando, siendo lo único que se me ocurre contestar ya definitivamente.

Desnudo de ideas y de pensamientos, no se me ocurre hacia donde mirar.

Mi hija, reposaba tres alturas mas arriba del hogar, de una cansada semana de trabajo sobre una cama de Ikea, pero de buen colchón.

Mi mujer, supongo, con Morfeo en la casa de su madre desde  ya varias horas, afición que ha cogido últimamente muy en serio,  y cumple a rajatabla. Y yo desnudo cerebralmente como la mía me trajo al mundo, buscando a quien pronuncia mi nombre de pila, ya en cuatro ocasiones.

La visual circular, en la que yo como centro de la circunferencia había quedado inmóvil, me había permitido repasar quien me acompañaba. Entre escuadras y compases, y alguna copia de carta patente, observo la mismísima posición, la de siempre, la de Miles Davis, la de Ernesto Guevara, casi toda la familia Fos-Burguera, y a Eric Clapton. Todos en su sitio.

Amadeo, Juan Sebastián y el mismo Joan Fuster, también en su sitio, y la alegría de mi sobrina Aitana que es la última  de mi circular visual,  sigue pegadita a J.F. Kenedy. 

San Andrés y unos hermanos masones, tampoco se han movido. Éstos siguen sonriendo un dia de fiesta, y el primero sigue crucificado en el símbolo del empate.

Hacía unas horas, antes de comenzar mi lectura del viernes, había visto en youtube un reportaje de los Hells Angels, grupo de moteros bestias que hacen de todo. Mi inmediata reacción hace que me pregunte si la llamada viene de algún ángel, pero no de los "Hells".

Hasta el viejo reloj de arena había dejado de funcionar, cosa fácil. Y la arena recogida con Héctor en Omaha Beach, seguía en la botella de cristal de forma piramidal, y que a mi vista suele estar a modo de recuerdo de tan inolvidables dias por Normandía.

Pero, una vez más, ...

Andreu !!

con toda la sencillez y naturalidad se repite, pero ahora seguido de una nueva pregunta, ...

¿Qué está pasando?

Sólo y definitivamente mi estúpida y cansada mirada se centra en un folleto, que sujeto a un diploma de Venerable Maestro, enmarcado como si de un premio se tratara, hace que mis ojos entreabiertos se transformen en dos aunténticas redondeces de color verde.

Dios mío, ¡es la niña sin nombre! 

es lo único que exclamo con una voz ronca pero sonora a la vez, y que arrancan un par de ladridos de Blanc, el perro que dormía afuera en el porche del jardín, y a cuyo tiempo se cierran los de color ámbar del viejo gato sobre la alfombra.

Se me ocurre, tal vez por el miedo al silencio, a la soledad, a la oscuridad, y a no se cuantas cosas mas, acercarme al tocadiscos y ordenarle con mando, que suene "Thunder Road", y así darle trabajo al Boss.

Nada mas escuchar las primeras estrofas, con el recital de la poesía del Sprigsteen, me dirijo a ciento ochenta grados hacia la niña sin nombre y de color negro de un folleto de médicos, que al parecer no creen en las fronteras.

Al título de "Desnutrición Infantil" en el folleto, unas manos de enfermero o médico, o no, miden el diámetro del brazo de la niña sin nombre. Realmente lo que están midiendo es uno de los huesos y la rancia piel de la niña, que sin nombre habrá muerto ya, y por eso tal vez me llama.  O sencillamente nos llama a todos, o a nadie.

Pero, ... ¿quién es NADIE?

Escasos nueve centímetros de diámetro son francamente muy pocos para un brazo de una niña, que además de sin nombre, podría no tener mas de seis añitos. Añitos sí, añitos cortos y pequeñitos, que pasan mas lentamente que los de mi gato.

Una mirada angustiada que sólo sirve para recordarme que mensualmente entregue diez putos euros para la causa.

Pero ¿qué causa? si yo casi que sin querer le doy mas del doble de esa cantidad al "gorrilla" aparcacoches todos los meses para desprenderme de unos hierros que me llevan hasta otros llamados tranvía, y que me acompañan hasta la puerta del banco.

De repente recuerdo el premio "Pulitzer",  aquel en el que un buitre espera el definitivo desfallecimiento de una niña que como ésta, acabará sin historia, sin esperanza, sin alimento, sin ver. Sin nada. Acabará molestando porque ya no hay agujero en la tierra de África donde enterrar niños como la del folleto.

Dicen que al rascar en la no tan bendita tierra de ese continente, se tropieza con otros huesos de niños que como ésta, sólo hace horas que murieron. Sin hablar, sin reir, sin dormir. Sin comer. Mueren sin morir.

¿Qué está pasando?

La niña sin nombre y yo decidimos mirarnos, y ella sentada en la alfombra, teme a que despierte el gato, cree que es una fiera, y lo es, que le recuerda como otra parecida masticó las piernas de sus hermanos, aquellos que no podían cargar con un fusil ametrallador, porque no tenían fuerza.

¡Andreu!

Dice la niña sentada en mi vieja alfombra, enterrando sus dedos entre el pelaje de tan preciado textil para mí. Yo de pié, inmovil con la mirada baja, sin querer dirigirla hacia ella. Mis ojos a las seis en punto de los de ella. Y sigue, 

¿Qué es interés?

¿Qué es el F.M.I.?

¿Qué es el petroleo?

¿Qué es el SIDA?

¿Qué es luz?

¿Qué es África?

¡Andreu!

Sigue, de pié y respetando mi postura, cuya mirada hacia un millar de libros en sus estanterías, miro hacia todos y hacia ninguno en concreto,...

¿Qué es la libertad?

¿Qué es música?

¿Qué es democracia?

¿Qué es dinero?

¿Qué es ser humano?

Ella se va entonando, va cogiendo una cierta y lúgubre confianza hacia mí. Yo, estúpido respecto de nadie, me quedo observando uno de los lomos de un tomo de "Diálogos de Platón", sigo observado los lomos de los tomos de Aristóteles, Ética, Metafísica, y Retórica.

Definitivamente mis ojos van a fijarse sobre el Volumen de la Ley Sagrada, y justo en ese momento, escucho:

¡Andreu!

¿Qué es Dios?

Yo ya estoy llorando amargamente, me giro los otros ciento ochenta grados, le miro a los ojos, ahora abiertos de par en par, y le contesto:

Aún no lo sé.

Ella se difumina, y las luces de la Taverna se apagan lentamente. La niña desaparece de mi vista, no sé, no la veo, la busco, pero no la encuentro.

Sólo se me ocurre gritar de tal forma desgarradora y hacia el vacio de mi templo, de mi yo. Hacia la nada, ...

Dímelo tú !

Tú lo sabes! 

SILENCIO

Buenos días Mundo.

Andreu.



 

lunes, 30 de abril de 2012

Niños + moteros

Es viernes, entrando en la tarde. El cincuentón arrima los papelotes en su despacho. Ya está todo hecho, la semana laboral se acerca a su fin. El trabajo de un banco en estos tiempos agrede corazones, cerebros y la piel de sus trabajadores. Pero el telón está a punto de caer, y los artistas abandonan el escenario. Nadie les aplaude. Pero es igual, los cinco intensos días en el altar de las vanidades acaba.

El veterano de la banca cierra la puerta y se despide de sus compañeras. La esquina será otra en este fin de semana con el banco cerrado. Los clientes sólo hablaran con un cajero automático. Unos le escupirán de rabia por no dispensarles los papeles preciados, otros con la nómina ya abonada los atraparan y los gastaran en la orgía de lo que yo llamo “la cultura del fin de semana”.

 Ella tiene doce años. ¿Es bonita?, ¿es divertida? ¿está triste?, ¿está cansada?, y ¿a quien le importa?. Ha leído mucho, pero no ha escrito lo que quisieran sus maestras, sus responsables. Las matemáticas no le gustan. Le gustan los cuentos y el deporte, jugar y coquetear. Le encantaría disponer de un vestido, y quien sabe, a lo mejor quitarle a escondidas el pintalabios a su madre, pintarrajearse ojos y “morros”, y salir a la calle a presumir ante el chico de la edad del pavo. Pero le cuesta, es difícil para una niña internada en un Centro Social para niños y niñas sin papás. Pero ¿y a quien le importa? , no se sabe.

Unas personas se responsabilizan de unos pequeños seres, niños y niñas, y algunos no tan pequeños, que les falta algo tan esencial como el cariño. Pero el cariño de un padre, el cariño de una madre. Para ella también se le acabó la semana de trabajos, y un fin de semana le espera, aunque sólo sea para cambiar de rutina e ir a un parque, o un cine. ¿Quién sabe? Donde puedan sus cuidadoras, o ¿he de decir sus responsables?.

Como sea. La merienda cena está a punto y un sábado y un domingo están ahí. Aunque ella no abandona ningún escenario, a ella no se le baja el telón. Siempre lo tendrá subido. Mejor. Ha de aprender a actuar, este mundo quiere buenos actores, actores de buenas obras. Obras que arranquen los aplausos del mundo. Los niños aprenden. Los adultos lo desean. A sus más de cincuenta, le espera esta tarde un esfuerzo deportivo. Jugar a futbol para él puede pasar de ser de una diversión a un conclave de juglares fumando opio.

El cansancio dos horas mas tarde del partido está servido, y tras el baño y el refresco encamina hacia su casa a tumbarse en un viejo sofá que ya hace tiempo dibuja su silueta. Mozart lo ha relajado, pero sólo de cerebro, sus viejos tendones y sus cansadas extremidades no le ayudan a separarse del camastro. Sólo los acordes de Queen que con su “Bohemian Rhapsody” sustituye a la “Sinfonia 41” del gran maestro, hace que el vejestorio despojado de sus atuendos, se pasee por el garaje y observe de reojo la montura de mil seiscientos c.c. con sus cromados relucientes. Recuerda que su grupo de hermanos moteros lo esperan, y una noche mágica de rock y olor a gasofa quemada y subida de decibelios lo empuja hacia la calle.

Botas, cinto, jeans, y chupa de viejo cuero acaban de desterrar a un sornoso traje, camisa blanca, y una corbata que mantiene el nudo desde hace ya más de un año. Comienza un ritual extraordinario, y atrás quedó olvidado la nave con todo lo relacionado con la banca. Tan olvidado y separado, que recuerda a “2001, Una odisea en el espacio”.

El bramido de la Harley hace que la puerta del garaje se eleve lo suficiente para salir rampa arriba. Es salida nocturna y el grupo empapa unos perritos calientes con el preciado caldo que proviene de la cebada. Ella no quisiera dormir, pero después de unos juegos, un poco de tele, el sueño se apodera de la niña, y a las ordenes de su responsable cae rendida en los brazos de Morfeo. Que descanse, que lo haga. Mañana es Sábado. Después de la primera parada, y hecho el grupo mas grande, los moteros van creciendo así, poco a poco, el viejo rufián sigue con su montura entre sus hermanos de caballeresco metal. Un nuevo bar para ellos, una plazoleta para sus mecánicas bestias. Relucientes unas, negras otras, pero HD todas ellas.

Llegan despacio otros hermanos de bujías y cilindros, se apalancan y no mas de otra cerveza será el tiempo que un mayor grupo de moteros se enfilarán calles y ramblas abajo. Sí, porque los moteros no miden el tiempo con el reloj, lo miden con lo que tardan en tomar una buena “birra”.

Ella duerme. La niña está dormida. La niña está soñando. ¿En que sueña la niña? La noche es larga, pero ella no lo sabe. Mientras duerme no sufre, no echa de menos a nadie, no llora, no está triste. No escucha de nadie que ha de hacer esto o ha de hacer aquello. Está en un paraíso, tal vez vacío, tal vez lleno. Vacío o lleno de ilusiones, de juegos, de risas, de chucherías. Vacío o lleno de cariño, de amor, de amigos, de diversión, de leer , de pintar. Vacio o lleno de interpretar, de mentir, o de decir la verdad. ¿Cómo será el paraíso de la niña?

 El grupo de hermanos en las dos ruedas, cabalga y cabalga, calles abajo. Luces de neón o no, hace que paren a la puerta de un antro perplejo, y lleno de curiosos por ver como entran unas Harley’s dentro de aquel local poco acostumbrado a recibir tan bellas bestias. La mayor parte de hierros quedan aparcados fuera del local. Las puertas se abren al paso de los “Caballeros Bienhechores”, que tres o cuatro barras de despacho de cerveza les hará refrescar el gaznate. Se espera una larga y apasionada noche. Rock o no recorrerá el sentido de la audición de los nobles moteros. Las “birras” y “wiskises” alteraran el orden de las neuronas de los caballeros de metal. Y el ritmo hará que los átomos y moléculas inviten a un viejo cuerpo a saltar por los aires de un local que zumba música de los Stones.

Encantadoras señoras y señoritas toman fotos de los uniformados moteros. Hierve el espectáculo, y los ojos profanos se fijan en los parches de los chalecos de los divertidos rockeros. La noche avanza hacia el orto del sol. El cansancio hace mella en alguno de los del grupo, pero mañana es sábado y para el descanso se hizo ese dia. Las operaciones bancarias han quedado tan lejos, que el bancario ni por mucho que se esforzara sería capaz de encontrar, o mejor, ni de recordar. Ni ganas que tiene tampoco. Los agujeros negros del espacio las han absorbido.

 La niña duerme placenteramente. Ya ha soñado todo lo soñable a su edad. Ahora a estas alturas del nuevo día ya es reposo lo que siente. El sábado está ahí, descorchado desde medianoche, pero no será comenzado a absorber por la niña hasta eso de las diez de la mañana.

Todo un día precioso por delante. Precioso porque el sol reinará, y tal vez la niña vaya a la playa o salga al parque con sus responsables de su cuidado.

El vejestorio yace tumbado sobre el viejo sofá. Tal como vino de aquel antro se tiró sobre su viejo amigo, el sofá de pensar. Un tomo de los cuentos completos de Edgar Allan Poe ha quedado bajo de su trastornada cabeza. La punta de la esquina derecha de “Dublineses” de James Joyce se le clava en la zona lumbar. Pero ese dolor no le molesta, y si le molesta se jode, con perdón.

El muslo de la pierna derecha arruga las páginas centrales de un curioso estudio de la historia de “Los cátaros, del rigor a la pureza” de Urbain Faligot. Y cuando los primeros rayos de sol entran por la ventana, una de sus dos manos atrapa Como el que no quiere la cosa “El cantar de los cantares o los aromas del amor”, la mejor de las escrituras para protegerse de una luz molesta.

 La niña merienda placenteramente, disfruta de la compañía de sus amigos i amigas.

domingo, 19 de febrero de 2012

CRISIS, LA NUESTRA (EL TENERIFE CHAPTER)






La crisis en que vivimos nunca fue sólo económica.


Desde que estallaron las desavenencias económicas en el mundo occidental, en los últimos siete años mas o menos, muchos de los mortales, nos hemos ido dando cuenta que no éramos tan ricos, que quizás no teníamos que haber hecho muchas cosas, y que a lo mejor, lo que realmente éramos y no queríamos asumirlo, era ni mas ni menos, una fauna nueva de pobres con falta de humildad, y con escasez de dedicación a la cultura y a los pocos amigos que todos solemos tener.

Estos traumas, nuevos en el horizonte de aquellos aparentes ricos, pequeños empresarios o trabajadores bien asalariados, han venido calando a través de la piel de nuestros cuerpos, de donde se han ido nutriendo nuestra células con dirección a nuestro mal aprovechado cerebro.

Como todo el mundo de nuestro club sabe, en mi chaleco luzco un parche que creo sólo lo destaco yo, en el que dice “Brothers forever”. No lo llevo por idiotez, no. Todo y que se trata de un parche que llevaban los soldados de la 101 división US en Vietnam, para mí tiene una importancia mas allá de lo que mas de uno sería capaz de entender. Y eso, no se mal interprete, creo que hasta ahora, con todos los colegas del chapter que lo he compartido, sigo siendo portador con mi absoluta inteligencia y con mi absoluta humildad.

En el momento que me lo pegue, el parche antes mencionado, me estaba diciendo a mi mismo que con todos los colegas que lo compartía y lo presumía, eran mis hermanos no de sangre, pero si de emociones, de vivencias, de alegrías, y porque no de tristezas, aunque éstas hasta hace poco realmente han sido las menos.

Lo he llevado callado, en silencio, y sin presumirlo. Pero queridos, cada uno es cada uno, y yo personalmente cuando os dejo de camino a casa, al hogar que afortunadamente todos tenemos de momento, y unos minutos antes de atravesar la frontera del garaje, hago un minuto de reflexión y me nutro de lo bueno que he vivido en las anteriores 4 o cinco horas, o en su caso en el fin de semana, o en la fiesta que acabo de compartir con vosotros.

Alguno de vosotros puede pensar lo imbécil que soy contado lo que estoy escribiendo, pero llegado a un punto, y a mi edad, ya no me importa el que dirán, porque bien es cierto, que antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí, y entonces me portaba como los demás querían, y mi conciencia me censuraba.

No me gustaría pensar que alguno de los Brothers del Chapter no me entiende lo que estoy diciendo, porque estoy convencido que lo habéis vivido igual o tal vez mejor y con mas intensidad que yo. Pero cada cual es cada cual y cada uno de nosotros necesita una dosis mas grande o mas pequeña de camaradería, en resumen de hermandad.

Cualquiera de nosotros somos muy libres de pensar, que el grupo que queríamos no era ni mas ni menos que una “panda” de amigos donde salir de excursión los domingos, beber cerveza, y comer costillas con papas. Pero afortunadamente, creo que la mayoría entendimos lo que significa compartir las pocas horas que reservamos para nosotros, después de unas jornadas laborales (el que las tenga) de la pasada semana, y de donde llegamos cansados y muchas veces quemados.

Un club, que del anglosajón significa: “Sociedad fundada por un grupo de personas con intereses comunes y dedicada a actividades de distinta especie, principalmente recreativas, deportivas o culturales” está determinado por lo que nosotros queremos y hemos decidido plantearnos hacer. Y nuestro club, nuestro chapter, es el foro ideal, donde debe reinar la igualdad, la libertad y la fraternidad.

De la igualdad, diré que en los años que vengo siendo miembro de nuestro Tenerife Chapter, a nadie se le ha tratado con indiferencia, ni con menosprecio, ni con mala intención. No negaré que en algunos corrillos de los mas allegados, me he reído de anécdotas y cuentos de cualquiera de nuestros “Brothers”, pero a continuación se le ha hecho participe de la misma broma, y siempre el mencionado se ha reído con los demás.

De la fraternidad, que viene a ser el afecto de hermanos con que se tratan algunas personas sin serlo, puedo decir que siempre he visto que ha imperado en nuestro club, y que todos mas que yo, habéis realizado actos de verdadera hermandad hacia otros de los miembros del club, actos o favores que os han sido pedidos, o que tal vez habiéndote enterado, le has salido por delante al necesitado y has cumplido con una buena obra de fraternidad. O no es así?

Pero de la libertad, hay de la libertad. La libertad es quizás el oficio paradójicamente menos ejercido por todos nosotros, o mejor dicho, por algunos Brothers que por falta de costumbre o porque no han creído en ella, no la han ejercido en el momento oportuno.

La libertad es la mas difícil de aplicar, no de entender, porque todos somos maestros de ese paradigma y al mismo tiempo, somos ineptos a la hora de admitirla y de ejercerla.
Es difícil de aplicar especialmente cuando se comparte con una o mas personas, porque la nuestra, nuestra libertad, nos dicen empieza cuando comienza la del que tenemos enfrente, y eso a veces es muy serio y complicado. Pero está ahí, libre para el que la quiera, y preciosa para compartirla.

Cuando no somos capaces de ejercer nuestra propia libertad, no sólo nos estamos haciendo daño a nosotros mismos, que es lo que parece, no! antes al contrario, a quien estamos haciendo mas daño es a todos los demás, a los que esperamos que reacciones, porque tu a lo mejor tienes las ideas mas claras para exponer el problema y también la solución, y si te callas a los que no estamos en la vanguardia de algún problema jamás lo entenderemos. Y con eso podemos callar y agachar la cabeza pasando a ser del grupo de los “sin opinión”, o empezamos a protestar, levantar la voz en momentos innecesarios y lo que es lo peor, hablar y crucificar por detrás a este o aquel otro “brother”.

Creo que lo he dejado bastante claro, y perdonadme mi inmodesta vanidad, pero tocan momentos de hablar, y no quiero cortarme, aunque si seré educado como casi siempre lo soy.

En el momento de la renovación, yo ya me he manifestado que a mi me gustaría que todos los que somos renovaran el año con el Chapter, para que esconderme?, pero obviamente, lo que yo pienso y deseo y lo que será tal vez y por lo visto es muy diferente.

Creo que siendo respetuoso con las decisiones de todos, no me cabe otra, todo esto me está produciendo un especial mal humor.

Creo que la dirección, Brothers a los que hemos avalado con nuestros votos, con los de la mayoría aplastante, en la elección mas digna democráticamente hablando, ha encauzado con esmero y dignidad todas sus facetas. Con errores y con aciertos, con errores que cuando ha sido necesario se han comentado directamente y sin mala fe, solo para que en lo sucesivo se intente corregir.

Creo que si fuera el caso, y hubiera un gran desacierto por parte de la junta que nos representa, y al mismo tiempo hubiera una corriente de opinión distinta a la de los representantes habría que hacerla valer desde dentro del sistema, desde dentro de nuestra maquinaria, nunca desde fuera, y al mismo tiempo quedarse y luchar por los ideales, o ideas que tal vez siendo mejores que la de los colegas directores no están siendo atendidas como merecieran.

Pero luchar significa, hacerlo por tus ideas, hacerlo por la de todo el grupo, hacerlo por la colectividad a la que pertenecemos, por la democracia, que en todo momento ha funcionado, y si se trata de algo urgente, hay mecanismos como la asamblea extraordinaria y se puede solicitar con antelación.

Si os vais, los que os marchéis, acordaros que nos estáis dejando desprotegidos a los que nos quedamos de vuestra sabiduría, de vuestro saber hacer, de vuestra tenacidad y como dije de vuestra LIBERTAD.

A mi ahora, queridos BROTHERS, no me valen monsergas, estupideces y niñerías, de: “nos veremos en la carretera”, “no te olvidaré”, “siempre me tendrás” y mas etcc.. pues claro que todo eso, sólo faltaba que no nos viéramos en la carretera.

Mucha falta de cariño es lo que veo, mucha falta de amor, mucha falta de carantoñas. Tengamos salud, tengamos fuerza, y sobre todo UNION.

A veces todas estas cosas, me van recordando al jardín de la política, donde cuando uno no puede luchar, o no sabe, abandona el partido y funda otro que se le acomode a su culo y poderse sentar en el sillón.

Para finalizar y este es mi modesto entender, creo que la gente está tan acostumbrada a ser infeliz, que la sensación de felicidad le resulta sospechosa.

Quizás, solamente teníamos que ser HUMANOS.

sábado, 4 de febrero de 2012

LOS CULPABLES

Queridos amigos y lectores todos, (unos cuatro o cinco):

Sin pedirle permiso a mi buen amigo Josep Franco, le he traducido al español lo de mas abajo.
Con el título "Los culpables", Josep desde el periodico "Levante" de València, nos dice muy claramente quienes son los culpables de todo. Pero también nos dice quienes son los acusadores de esos culpables.
Al mismo tiempo me demuestra que ya se ha terminado el último de Umberto Eco, yo aún voy por la mitad, poco mas o menos.
Si a mi amigo no le gusta la traducción que le he hecho, lo siento, pago próxima comida. Bueno, lo dejamos en par de copas. Por si nos acusan de comer.

Si alguien quiere leer el artículo original no tiene mas que pinchar aquí:

http://www.linformatiu.com/opinio/detalle/articulo/els-culpables/





Desde la noche de los tiempos, cuando el poder se siente amenazado, la reacción más inmediata es buscar un culpable. O, mejor dicho, cuando las minorías instaladas en el poder corren el riesgo de perder sus privilegios, necesitan señalar un enemigo capaz de generar la esperanza de una victoria entre los súbditos descontentos.

La historia nos enseña que todos los desastres que han trastornado la humanidad tienen un culpable. Los judíos se llevan la palma, por supuesto; pero los herejes humanistas o los moriscos valencianos también ocupan un lugar de honor en la lista de víctimas propicias.

Franco y sus secuaces culpaban a los masones y los comunistas de los males que carcomían los fundamentos de la patria.

Sin salir de casa, durante la Batalla de Valencia, cuando el difunto Manuel Fraga –muchos años por delante de nosotros que vaya!– mandaba de las calles, los culpables de todas las desgracias de los valencianos, para resumir, éramos los catalanistas.

Y en el siglo actual, los intentos de culpar a los musulmanes de todos los males que afectan al planeta son bien recientes, aunque la memoria popular es frágil y, ahora mismo, recuerda más las “primaveras árabes” que no los terroristas que se escondían en cuevas remotas.

Ahora, cuando el sistema nota que el agua le llega al cuello, los detectores de culpables señalan a los funcionarios. No a los acaparadores de capital, ni a los gestores que han mal gastado el dinero de todos, ni a los defraudadores que han minado los fundamentos de los servicios públicos.

Hay que castigar a los maestros, los médicos, los investigadores, los farmacéuticos, a los enterradores, los guardias civiles, los bomberos, los auxiliares de enfermería, los asistentes sociales, los bibliotecarios, los abogados de oficio...

Justamente los únicos que, cuando era habitual vivir “por encima de nuestras posibilidades”, nunca hemos cobrado ni un céntimo en negro y siempre hemos pagado religiosamente nuestros impuestos.

Los únicos que, de una manera más o menos consciente, nos encargamos de perpetuar o defender los valores que se supone que caracterizan las sociedades avanzadas y democráticas: la aplicación de la ley, la protección de los más débiles, la igualdad, el progreso, la seguridad, la salud o la educación.

Es natural, por lo tanto, que salvo las distancias que haya que salvar, los acusados recordamos el sermón famoso que pronunció el padre Martin Niemöller la Semana Santa del año 1946. Aquel que dice que cuando los nazis fueron a por los comunistas, los socialdemócratas, los sindicalistas y los judíos, él no protestó porque no era nada de todo aquello, pero que, cuando fueron a por él, ya no había nadie que pudiera protestar.

Los culpables que el poder señala ahora no tenemos tanta cohesión identitaria como los judíos –ni tanto dinero como los judíos ricos – , ni disponemos de los recursos naturales que controlan los árabes acusados de terroristas.

Sólo tenemos una arma que no nos podrán quitar nunca: nuestra dignidad, nuestra responsabilidad, nuestra convicción que nosotros sí que somos útiles a la sociedad porque enseñamos, protegemos, sanamos o enterramos a la gente que lo necesita.

Y, en cuanto que servidores públicos, somos los únicos que podemos comunicar personalmente a los súbditos indignados, que también nos acusan, que detrás de nosotros irán ellos y que una protesta, ahora, nos evitará más de un lamento en el futuro.

miércoles, 18 de enero de 2012

Tus hijos

He hablado con mi hija hace un rato, como a diario. Me cuenta como le ha ido el dia, en el trabajo, en el descanso etcc...

Acaba de llamarme mi hijo, también como a diario, a la misma hora poco mas o menos, pero él va una hora adelantado. Llama para darme las buenas noches.
Tengo pendiente comprarle un libro, típico regalo que hago a los míos y siempre que me lo piden. Le debo el de "Reyes", no pudimos estar juntos.
Si no me lo piden, casi que les acoso para que me digan varios títulos y que elijan.
Lo dejamos pendiente. Tal vez mañana me dice cual necesita.

Después de colgar, recuerdo una poesía que en forma de "poster", le puse en la pared de la habitación de mi hija en la casa de Sueca. La poesía la tiene desde muy pequeña, yo creo que desde que aún no sabía leer. Ya de mayor, me desveló que le daba mal rollo,... ahora mas o menos ..le gusta.

A quien le da mal rollo ahora es a mí, pero el contenido está basado en la pura VERDAD.

Ahí va para el que no la conozca.



Tus hijos no son tus hijos (Kahlil Gibran)




Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.


Eso era, ya ves !!
BONA NIT